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24 may 2022

Proteger el medio ambiente: un motivo más para dejar de fumar

Cada año, el 31 de mayo se conmemora el Día Mundial Sin Tabaco con el fin de poner de relieve los riesgos para la salud asociados con el tabaquismo y abogar por políticas eficaces para reducir su consumo.
Este año 2022, la Consejería de Sanidad ha creado la campaña “¿Es esta la huella que quieres dejar?” invitando a quienes fuman a cuestionar si el tabaco y las colillas son la huella que quieren dejar en el planeta, buscando que la protección del medio ambiente sea un motivo más para dejar de fumar a través de mensajes visuales sencillos.

La campaña se enmarca dentro del lema propuesto por la Organización Mundial de la Salud: “El tabaco: amenaza para nuestro medio ambiente”. Pretende recordar los efectos perjudiciales que las empresas tabacaleras causan al medio ambiente, que son enormes y van en aumento, lo cual agrava innecesariamente la escasez de recursos y la fragilidad de los ecosistemas.

El tabaco mata cada año a más de 8 millones de personas y destruye nuestro medio ambiente, perjudicando aún más la salud de las personas debido al cultivo, la fabricación, la distribución, el consumo y la eliminación de los productos de tabaco.

 

Nos gustaría saber su opinión sobre algunas cuestiones relacionadas con tabaco y medio ambiente: ENCUESTA

Según la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente el 65% de los fumadores desechan las colillas de cigarrillos de manera inadecuada (en las aceras, parques, playas, etc.)
Se liberan más de 7000 sustancias químicas en el medio ambiente por el uso de un solo cigarrillo, 70 de las cuales son carcinógenos conocidos, junto con los plásticos de los que están hechos los filtros. Recientemente, a estos desechos se han sumado los de los cigarrillos electrónicos (vapers) con sus baterías y sus cartuchos desechables.      
En España, desde el inicio de la estadística oficial, el fuego ha quemado una superficie mayor a la de Castilla- La Mancha.
Desde 1970 se han perdido en todo el mundo 1500 millones de hectáreas de bosques a causa del tabaco, lo que ha contribuido al 20% del aumento anual de los gases de efecto invernadero.
Se talan árboles para despejar el suelo y cultivar tabaco y se quema madera para curar las hojas de tabaco después de la cosecha.
Para fabricar 300 cigarrillos se necesita aproximadamente un árbol entero.  
A nivel mundial, el peso aproximado de los desechos generados anualmente a lo largo del ciclo de vida general del tabaco es de aproximadamente 25 millones de toneladas métricas. Sumándose a estos residuos hay otros asociados, como son, los 2 millones de toneladas de papel, tinta, celofán, aluminio y pegamento usados en el empaquetado. 

Casi todos los cigarrillos comerciales tienen incorporado un filtro de acetato de celulosa que no es biodegradable: no se puede descomponer a través de la acción de seres vivos bajo condiciones ambientales naturales.
Las colillas retienen numerosas sustancias como cadmio, arsénico, nicotina, tolueno y otros componentes como el metanol, ácido acético, amoniaco, ácido estereárico y alquitrán. Cuando estas sustancias entran en contacto con el agua, se liberan en el medio, teniendo efectos devastadores en la naturaleza. 
A causa del viento, la lluvia o el sistema de alcantarillado, las colillas pueden llegar a los cursos fluviales, y viajar a través de estos hasta los océanos. De este modo, la calidad del agua se ve amenazada y se altera el ciclo ecológico de algunas especies marinas como moluscos, peces, reptiles y aves.
Además, al contaminar la flora y fauna, los plásticos y sustancias tóxicas pasan a la cadena alimenticia poniendo en riesgo la salud de las personas.
Según Aquae Fundacion, las colillas del 15% de los cigarrillos consumidos en España acaba como desecho en una playa. 
Los desechos generados por los productos de tabaco y los cigarrillos electrónicos pueden llegar a viajar miles de kilómetros y contaminar diferentes ecosistemas. 
Diversos estudios muestran que este efecto contaminante puede durar entre 7 y 12 años, e incluso algunos autores afirman que pueden llegar hasta los 25 años.
Cada colilla puede llegar a contaminar entre 8 y 10 litros de agua marina, y hasta 50 litros de agua dulce.
  
 
 
 
 
 


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